Alarma por mar de sangre en Egipto

La comunidad mundial censuró este jueves la sangrienta represión en Egipto de las protestas de partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi, con centenares de muertos según el recuento oficial, mientras numerosos países llamaron a urgentes consultas a los embajadores egipcios.

El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró que su país "no puede determinar el futuro de Egipto", y que Washington "no toma partido" por ninguna de las partes en la crisis que ha dejado ya más de 500 muertos.

Violentos choques entre partidarios y opositores de Mursi, depuesto y encarcelado el 3 de julio, volvieron a estallar el jueves en varias ciudades de Egipto, donde los Hermanos Musulmanes llamaron a sus seguidores a participar masivamente en los funerales de los fallecidos la víspera en la represión policial.

Durante los choques se emplearon piedras y hubo tiroteos, y la televisión informó de al menos 4 muertos en la ciudad de Alejandría (norte) y otros tantos en Al Arish, capital de la provincia Norte de Sinaí, en el este.

En su reacción a la violencia en Egipto, Obama anunció el jueves la suspensión de los ejercicios militares bienales con ese país y sentenció: "El pueblo egipcio merece algo mejor que lo que hemos visto en los últimos días. El ciclo de violencia debe detenerse".

Desde Ginebra, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, pidió a todas las partes en Egipto que den un paso atrás para salvar el país del desastre y exigió "una investigación independiente, imparcial, efectiva y creíble sobre la conducta de las fuerzas de seguridad".

"Deploro la pérdida de vidas y pido a todos en Egipto que busquen una solución fuera de la violencia. Urjo a la autoridades egipcias y a las fuerzas de seguridad que actúen con la máxima moderación", dijo Pillay, quien lamentó la "peligrosa polarización" de la sociedad egipcia y pidió "reconciliación".

Pos su parte, la Liga Árabe expresó su preocupación por la muerte de cientos de personas en Egipto, ofreció su ayuda al país en esas "difíciles circunstancias" y llamó a todos los Estados árabes a que respalden a Egipto "en esta tormentosa etapa de la historia del mundo árabe".

Al mismo tiempo, la Secretaría General de la organización panárabe, con sede en El Cairo, evitó condenar a las autoridades egipcias al destacar la adopción de medidas por parte del Gobierno para contener la situación y preservar la seguridad y estabilidad del país.

En Irán, país que advertía sobre el riesgo de una guerra civil en Egipto, el nuevo presidente, Hasan Rohaní, exigió al Gobierno poner fin a la cruel represión de las protestas de los islamistas y se solidarizó con el pueblo del país árabe, que "quiere ser libre".

A su vez, el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, condenó en Túnez el uso de la "violencia" por parte de la Policía egipcia contra "manifestaciones pacíficas", y exigió detener el "derramamiento de sangre".

En Madrid, el embajador de Egipto, Ayman Zaineldine, fue llamado por el Ministerio de Exteriores para trasladarle la inquietud de España por la situación y para condenar el uso de la violencia, y lo mismo expresaron a los diplomáticos egipcios los Gobiernos de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Austria y otros países.

Al anunciar la citación del embajador egipcio, la jefa de la diplomacia italiana, Emma Bonino, subrayó que los socios europeos están en contacto permanente para tratar el tema de Egipto y está prevista una reunión del Consejo de los ministros de Exteriores para el próximo lunes o martes.

La titular de Exteriores aseguró que Italia propondrá a sus socios europeos el bloqueo de todo suministro de armas a Egipto.

Ayer, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, condenó la violencia en Egipto y abogó por la reapertura del proceso político para restaurar las estructuras democráticas.

Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reclamó hoy la celebración de una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU para debatir la "masacre".

También el presidente de Francia, François Hollande, pidió hoy el cese "inmediato" de la represión en Egipto y subrayó que debe hacerse todo lo posible para evitar una guerra civil en ese país.

En Londres, el Forreign Office expresó al embajador egipcio "profunda preocupación por la escalada de la violencia y los disturbios en Egipto", mientras en Viena el jefe de la diplomacia austríaca, Michael Spindelegger, lamentó que las esperanzas despertadas por los cambios democráticos en el país árabe "empiezan a naufragar tras poco tiempo en la violencia".

Asimismo, el Gobierno chino pidió "moderación" a las fuerzas políticas de Egipto y abogó por el diálogo, al expresar la esperanza de que "todas las partes pongan en primer lugar los intereses de los ciudadanos y que actúen con moderación para evitar más víctimas".

Argentina se sumó a este coro de voces con la condena de "la brutal represión contra las manifestaciones populares que ganaron las calles de las principales ciudades de Egipto", e instó a las autoridades del país al "cese total e inmediato de la espiral de violencia".

En Castel Gandolfo, el papa Francisco dijo que "llegan por desgracia noticias dolorosas de Egipto" e instó a los presentes a orar juntos "por la paz, el diálogo y la reconciliación en aquella querida tierra y en el mundo entero".

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