Presuntos coyotes buscan salir libres

HOUSTON – Los cinco hombres que fueron acusados de utilizar armas y amenazas para retener a las 115 personas que entraron ilegalmente al país y que tenían como rehenes en una casa al suroeste de la ciudad se presentarán en corte este jueves en búsqueda de una libertad bajo fianza.

Sin embargo, las posibilidades de que la jueza Frances Stacey les conceda ese beneficio parecen ser remotas ante la posibilidad de que los cinco acusados se escapen.

Cabe recordar que los cinco acusados son José Avilés Villa, Jonathan Solórzano Tavila, Antonio Barruquet Hildiberta, José Cesmas Borja y Eugenio Sesmas Borja. Dos de ellos son de origen mexicano.

Los cargos elevados en su contra son toma de rehenes, uso de armas y asociación delictuosa.

En la denuncia penal presentada por Andrés García Jr., agente especial del Departamento de Seguridad Nacional, se afirma que las personas, encontradas la semana pasada hacinadas en la casa de 1,300 pies, fueron despojadas de sus zapatos y de la mayor parte de su ropa para impedir que escaparan.

Además fueron tratadas con violencia si no se ajustaban a lo establecido, y hubo casos en que algunos hombres fueron pateados y golpeados, mientras que algunas mujeres fueron manoseadas, señaló el texto. Una muchacha embarazada estaba entre un grupo golpeado con un remo de madera.

Las personas retenidas eran originarias principalmente de El Salvador, Honduras, Guatemala y México.

Si se les declara culpables del cargo de toma de rehenes podrían ser sentenciados a cadena perpetua y multados con 250.000 dólares, dijo la fiscal federal Julie Searle. Dictarles culpabilidad en torno al cargo por armas podría resultar en hasta 10 años de cárcel y por asociación delictuosa hasta 20 años, además de multas, agregó.

Avilés Villa y Cesmas Borja le dijeron a la policía de Houston que provenían de México y se encontraban en Estados Unidos sin autorización, de acuerdo con la denuncia penal. El estatus migratorio de los otros tres individuos no estaba claro de inmediato.

Una de las personas mantenidas como rehenes les dijo a las autoridades que Solórzano Távila parecía ser la persona a cargo en la casa, adonde los contrabandistas traían a las personas que habían introducido a Estados Unidos ilegalmente y las mantenían allí hasta que ellas o sus familiares pagaran un rescate.

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