Ejecutan a reo que mató a dos tras robarles $458

Pidió dos hamburguesas, varios postres y dos litros de refrescos, como su última cena.

El estado de Ohio ejecutó el miércoles a Gary Otte, un reo que pasó más de media vida en la cárcel condenado a la pena de muerte por asesinar en 1992 a dos personas a las que entró a robar a sus casas.

A Otte, un hombre blanco de 45 años, lo declararon muerto a las 10:54 hora local tras recibir una inyección letal en el Centro Correccional del Sur de Ohio, Lucasville, según notificó el Departamento Correccional y de Rehabilitación del estado.

El 12 de febrero de 1992, con 20 años recién cumplidos, Otte se plantó en un complejo de apartamentos de Parma, un suburbio de Cleveland, Ohio, y tocó una puerta con la excusa de utilizar el teléfono con la intención real de entrar a robar.

Le abrió la puerta Robert Wasikowski, un hombre de 61 años, al que Otte mató de un tiro en la cabeza y de cuyo apartamento logró sustraer $413, según confesó después.

Al día siguiente, en ese mismo complejo de apartamentos de Parma, Otte tocó la puerta Sharon Kostura, de 45 años, a la que también mató de un disparo en la cabeza y a la que sustrajo $45 en efectivo, las llaves de su vehículo y su talonario.

Para frenar la ejecución, los abogados de Otte se aferraron a un fallo reciente de un tribunal de Kentucky que determinó que la pena de muerte es inconstitucional para los crímenes cometidos antes de los 21 años, contradiciendo fallos superiores que ponen ese límite en los 18.

"La opinión científica actual sobre el desarrollo adolescente pone de manifiesto que su culpabilidad moral se ve reducida eximiéndoles de la pena de muerte", argumentó la defensa en el recurso.

Sin embargo, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de EEUU rechazaron la noche del martes retrasar la ejecución.

También anoche, Ohio le sirvió a Otte una última cena a su solicitud, que incluyó una hamburguesa de queso suizo con champiñones, otra hamburguesa con queso, lechuga y tomate, dos raciones de palitos de mozarela y dos litros de refresco azucarado.

De postre, Otte pidió un litro de helado, una rosquilla glaseada, otra relleno de crema y una porción de pastel cremoso de banana.

Otte se convirtió así en el decimoctavo preso ejecutado este año en Estados Unidos y en el 1,460 desde que la Corte Suprema reinstauró la pena de muerte hace cuatro décadas. Ohio ha ejecutado a 55 de esos presos.

El estado de Ohio retomó el pasado julio las ejecuciones de condenados a muerte después de tres años y medio de bloqueo forzado por la inyección letal defectuosa que administró a un preso en 2014 y que puso en jaque la pena de muerte en todo el país.

Ahora Ohio tiene programadas hasta 2022 otras 25 ejecuciones que se han ido acumulando durante los últimos años de bloqueo.

La próxima, este 15 de noviembre, será la de Alva Campbell, de 69 años, condenado a muerte por el secuestro y asesinato de un hombre durante una fuga en 1997.

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