Proceso de juicio político contra Trump, el dilema de los republicanos

Quienes lo apoyen pueden poner en peligro sus posibilidades de reelección.

Los legisladores republicanos podrían estar a punto de poner a prueba su lealtad al presidente Donald Trump y qué tan bien han aprendido el arte de caminar sobre la cuerda floja política durante su turbulenta presidencia.

De acumularse evidencia incriminatoria de que Trump presionó al presidente ucraniano para investigar a Joe Biden, un posible rival en las elecciones presidenciales del 2020, algunos republicanos en busca de su reelección podrían verse forzados a entrar en un doloroso cuadrilátero político.

Darle la espalda a Trump implica correr el riesgo de poner en peligro su presidencia y enfurecer a sus leales partidarios.

Dado que las encuestas más recientes muestran que Trump tiene el apoyo de 8 de cada 10 votantes republicanos o más, cualquier legislador del Partido Republicano que lo abandone podría abrir la puerta a un desafío en las primarias que no sería fácil de sortear.

“Si apoyas el juicio político y ellos no, firmas tu propia sentencia de muerte”, dijo el asesor republicano Glen Bolger, en referencia a los legisladores republicanos y los férreos partidarios de Trump.

Pero si la evidencia es suficientemente incriminatoria, apoyar a Trump podría poner en riesgo el apoyo de los votantes moderados para la elección general de noviembre del 2020

Aunque la mayoría de los legisladores republicanos representa áreas seguras para el partido, aquellos de distritos y estados que no tienen tendencias políticas definidas no pueden darse el lujo de irritar a dichos votantes.

“Muy pocas cosas animan a las bases de ambos partidos políticos como una discusión sobre un juicio político”, dijo Josh Holmes, exasesor del líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell.

El intento de juicio político podría ayudar a los candidatos republicanos de estados con tendencias republicanas, pero los republicanos de estados predominantemente demócratas deberán “averiguar cómo vadear esas aguas”, dijo.

Los republicanos dijeron que hay muchas preguntas sin responder sobre las acciones de Trump antes de que el juicio político se convierta en una verdadera amenaza para su presidencia.

También señalaron que el Congreso está a punto de tomar un receso de dos semanas durante las cuales los legisladores escucharán de primera mano la opinión de los votantes.

También les dará a los encuestadores la posibilidad de medir el sentir público y actualizar las encuestas que, hasta ahora, han demostrado que la mayoría de la gente se opone al juicio político contra Trump.

Aun así, por lo menos un demócrata sonreía ante la expectativa de la complicada situación a la que se enfrentan los republicanos.

“Están atemorizados”, dijo el senador demócrata Brian Schatz. “Intentan encontrar un lugar en d'onde aterrizar para mantener su credibilidad y su lealtad (a Trump), pero en algún momento tienes que elegir”.

La Casa Blanca publicó el borrador de la transcripción de la conversación que Trump tuvo en julio con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy.

En ella, Trump pide a su homólogo que investigue supuestas acciones corruptas de Biden en Ucrania, de las cuales no hay evidencia.

En comentarios a la prensa, la mayoría de los republicanos no mostraron señales de vacilar y dijeron que la publicación de la transcripción no les preocupaba.

Dijeron que reforzaba una narrativa que han utilizado durante la presidencia de Trump mientras él lucha contra preguntas sobre la cooperación de Rusia con su campaña de 2016: los demócratas están aferrados a deshacerse de él.

“Confirma lo que sospechaba. Los demócratas están obsesionados con el juicio político”, dijo el senador republicano Steve Daines.

El exlíder de la mayoría en el Senado Trent Lott, un republicano veterano de intentos de juicio político contra los presidentes Richard Nixon y Bill Clinton, dijo que el proceso puede ser peligroso para ambos partidos.

Afirmó que los demócratas deben ser cautos, ya que los republicanos fueron castigados en las urnas durante su infructuoso intento de destituir a Clinton en la década de 1990. Pero los republicanos también deben tener cuidado, agregó, en particular si llegan a la conclusión de que deben apoyar la destitución de Trump.

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