HOUSTON - En una pequeña tienda de envíos ubicada en el suroeste de Houston, una propietaria centroamericana observa con preocupación cómo su clientela está cambiando. Lo que antes eran envíos ocasionales de ropa o comida a sus países de origen, hoy se han convertido en verdaderas mudanzas en cajas.
Betty Gómez, dueña de dos tiendas de envíos en el área de Sharpstown, asegura que el número de envíos ha aumentado en un 60% en los últimos meses. “Me dicen que se están yendo, que prefieren irse antes de que los detengan”, explica. Algunos de sus clientes incluso han enviado hasta cinco cajas llenas de utensilios de cocina, ropa y documentos personales. Según Gómez, muchos le dicen que se están "autodeportando".
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Las razones detrás de esta decisión repentina parecen estar relacionadas con las amenazas de políticas migratorias más severas por parte de la administración Trump, incluyendo sanciones económicas para quienes no se retiren del país voluntariamente, el uso de la app CBP One para reportar salidas, y propuestas de incentivos financieros para quienes decidan irse por cuenta propia.
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Silvia Mintz, abogada de inmigración, confirma que cada vez más personas están considerando esta salida por miedo a ser detenidas. Sin embargo, advierte: “Irse sin orientación legal puede traer consecuencias muy serias, como la prohibición de regreso por 10 años o incluso más si vuelven a ingresar ilegalmente”.

Mintz enfatiza que no todos los casos son iguales y que los inmigrantes deben buscar asesoría antes de tomar decisiones drásticas. “Si alguien tiene opciones de arreglar su estatus en el futuro, salirse precipitadamente puede cerrar esas puertas para siempre”, dice.
Mientras tanto, la situación económica para negocios como el de Betty Gómez también se complica. Aunque logró mantener sus tiendas abiertas incluso durante la pandemia y tras la muerte de su hijo mayor, hoy enfrenta un desplome en ventas. “La gente ya no gasta como antes. Están enfocados en irse, no en comprar”, lamenta.
A pesar del panorama, Betty ofrece un mensaje de esperanza: “Oren, tengan fe, pero también actúen. No se queden de brazos cruzados”.
Los paquetes siguen saliendo rumbo a El Salvador, Honduras, Guatemala. Cajas que cuentan una historia de salida silenciosa, de familias que se van sin esperar a que los obliguen. La incertidumbre migratoria no solo afecta a quienes tienen miedo de ser deportados, también a quienes intentan construir un negocio, un hogar, una vida.
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