La tradición del llamado “burro cebra” genera polémica en Tijuana

Son parte del atractivo en una visita a Tijuana, se trata del reconocido burros-cebra. Hasta hace unos días, eran considerados patrimonio cultural pero la lucha por estos animales continúa.  Grupos a favor y en contra de que el burro-cebra siga siendo un atractivo turístico en Tijuana alzaron la voz hoy para definir el futuro de estos animales populares de la región.

Por más de 100 años, el burros-cebra ha sido un icono para los turistas y también los residentes de Tijuana.  Aparecen en las fotografías de quienes caminan por la reconocida calle Revolución y visitarlos se ha convertido en una tradición que ha trascendido las generaciones. Hoy en día solo quedan 8 burros.

A pesar de su popularidad, un grupo colectivo de abogados animalistas declaró que era inconstitucional el procedimiento que nombró a los burros-cebras patrimonio cultural. Alegan que el nombramiento se realizó sin consultar a la ciudadanía.

“En realidad lo que sopeso es el derecho político que tenemos los baja californianos de participar en las decisiones públicas”, dijo el abogado Luis Alberto Hernández.

Algunas de las críticas sobre el burros-cebra tienen que ver con las condiciones en las que se encuentran, ya que permanecen por horas afuera en la calle.  Sin embargo, personas como Elizabeth Olmos, encargados de su cuidado, opinan lo contrario.

“Pobrecitos los burritos que están en los ranchos que ahí los tienen cargando, que los traen cargando baldes. Aquí no, ellos están como reyes”.

Roberto Lango es representante de la asociación civil UNI2 y asegura que la salud de los animales es vigilada por los expertos.

“Los veterinarios de Mexicali son los especialistas a nivel nacional y cuando estos señores vinieron a auditar a los burros en el 2015, en el convenio de colaboración que realizamos.  Determinaron que la calidad de los animales considerando todo lo que se decía de ellos, estaba muy superior a lo que ellos hubiesen imaginando”.

Al fin, según abogados, todo quedará en manos de los tijuanenses quienes son lo que tendrán la última palabra sobre el futuro del burro-cebra.

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