Narcotrafico

Estado mexicano vive pesadilla para arrebatarle los jóvenes al crimen organizado

Parte de la estrategia pasa por centros de rehabilitación para adictos.

Telemundo

La labor de los centros de rehabilitación en Guanajuato resulta todo un reto.

GUANAJUATO - Uniendo su fuerza y su voluntad luchan todos los días por dentro y por fuera, porque intentan alejarse de los grupos criminales a los que pertenecían y de su adición a las drogas.

"Tenía ya más compromiso con ellos que con la familia", admite Iván Guevara, quien está en rehabilitación.

Desde hace un año, Guevara está internado en un centro de rehabilitación y reconoce que estaba fuera de control, además de que ya no podía quitarse de encima a los criminales que le daban drogas a cambio de hacerles "trabajos".

"Si te agarran estás solo. Si ya sabes qué va a pasar te quedas callado o en pocas palabras tu familia ahí va estar, tu sabrás", dice.

Y casos como este se están repitiendo cada vez con más frecuencia en Guanajuato, asegura el representante de los lugares en que intentan rehabilitarlos porque los narcotraficantes, indica, se han ido apoderando de los municipios pero también de su gente.

El gobierno de EEUU pide a sus ciudadanos que eviten viajar a Guanajuato.

"Cuando uno anda en la drogadicción lo que lo mueve a uno es el poder, uno lo que busca es sobresalir en la calle, entonces llegan estas personas y es bien fácil que a uno lo enganches", explica Ricardo Flores, de la Unión Estatal de Centros de Rehabilitación.

Ante esta situación los llamados anexos se han multiplicado en el estado, generando otro conflicto: porque unos tienen buenas intenciones, pero otros se usan como centros de reclutamiento o escondites de delincuentes.

La secretaría de Salud local revela que tienen conocimiento de la existencia de más de 200 anexos o centros de rehabilitación, pero solo 14 están certificados.

José Luis León logró escapar de un anexo que fue atacado por un grupo armado que buscaba a hombres que habían desertado de sus filas, y ahora trata de aprovechar la segunda oportunidad que le dio la vida.

"Entonces me invitaban a trabajar, yo era el burro, el burro, entonces ellos me empezaron a enganchar con darme droga", recuerda León.

Así que juntos en esos inmuebles intentan vencer sus males, pero también ayudar a otros para que sus pueblos no se sigan hundiendo en el crimen y la violencia.

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