Antonio es un mexicano tan precavido, que tiene todo listo para su funeral. Se trata de un insólito plan que comenzó hace 20 años.
Con la madera sobrante de sus primeros muebles, mandó a construir su propio ataúd, un féretro a la medida que guarda en casa. Es de color nogal y mide 59 pies de alto por 30 pulgadas de ancho.
Antonio vive hace 65 años en Nacajuca, una pequeña comunidad de Tabasco, en México. Algunos lo han criticado, aunque otros dicen que si pudieran harían lo mismo.
Pero su último deseo incluye además contratar a 10 mujeres que deberán llorar en su funeral. Este trabajo, se lo encargó a su hermano menor.
El hombre también ha comprado y arreglado su propia tumba, para, según dice, ahorrarles molestias y dinero a su familia.
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