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AMLO se queda hasta el 2024, pero la consulta revocatoria no llegó ni al 20% de participación

Solo votó la mitad del 40% del censo electoral que era necesario para que el ejercicio fuese vinculante.

Telemundo

CIUDAD DE MÉXICO — Los mexicanos ratificaron el domingo a Andrés Manuel López Obrador como presidente en una consulta muy cuestionada y que no tendrá validez jurídica porque, según los primeros datos oficiales, no alcanzó siquiera la mitad del 40% de participación necesaria para que los resultados fueran vinculantes.

Según las estimaciones ofrecidas por la noche Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), más del 90% de los votantes habrían apoyado la continuidad del mandatario aunque apenas participó entre el 17 y el 18.2% del electorado. Córdova subrayó que estas cifras eran sólo un ejercicio estadístico pero que tienen el 95% de confiabilidad.

López Obrador, cuya legitimidad nadie había cuestionado y que llegó a la jornada electoral con una popularidad en torno al 60%, y su partido, Morena, alabaron la consulta como un gran hito democrático que, en el futuro, permitirá revocar a mandatarios cuestionados por la sociedad.

SOLO VOTÓ LA MITAD DEL 40% NECESARIO PARA QUE EL RESULTADO SEA VINCULANTE

Pero tanto la oposición, que exhortó a los mexicanos a quedarse en casa, como la mayoría de los académicos, criticaron la consulta al considerarla desaseada, viciada o, cuando menos, inútil.

Ha sido “algo inédito”, dijo el mandatario en un video difundido casi a medianoche en el que agradecía los más de 15 millones de votos que, según estimaciones oficiales, logró, más que los conseguidos por el principal partido opositor en las elecciones de 2018, cuando llegó al poder.

“No tenemos un rey en México, no hay una oligarquía, hay una democracia” y el voto de este primer referendo fue, a su juicio, “un paso adelante” para “no quedarnos solo con la democracia representativa sino avanzar en la democracia participativa”.

Los opositores Partido Revolucionario Institucional y Acción Nacional denunciaron que la consulta fue una burla en la que se multiplicaron las denuncias por irregularidades y el Partido de la Revolución Democrática dijo que pedirá su nulidad aunque, en la práctica, la votación no tendrá efecto legal alguno.

“¿Dónde se ha visto que en un ejercicio democrático auténtico, el que pudiera resultar castigado sea el más interesado en invitar a participar?”, se preguntó la académica María Marván, del instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. El voto “se convirtió en un proceso de ratificación y no de revocación”, afirmó.

Para Georgina de la Fuente, otra investigadora, integrante del Observatorio de Reformas Políticas de América Latina —un grupo de análisis—, el problema no fue la consulta en sí, un derecho legítimo y positivo, sino se se haya utilizado como “un ejercicio simulador en donde el presidente está poniendo a prueba su popularidad y su capacidad movilizadora”.

"El pueblo es el que pone y el pueblo es el que quita", argumentó el presidente Andrés Manuel López Obrador al impulsar su propio referendo revocatorio.

Sin embargo, muchas personas de sectores humildes, bases de apoyo de López Obrador, se sintieron por primera vez escuchados. “Ya basta con no tomarnos en cuenta”, indicó Francisco Salmerón, un barrendero de 61 años, orgulloso de poder participar.

Otros consideraban innecesario votar y un gasto absurdo en un gobierno que promueve la austeridad. Estas consultas, señaló Alberto Rocha, un funcionario de 52 años, sólo son útiles cuando “lo pide la ciudadanía, no cuando lo pide el gobierno”.

“El presidente ya fue elegido para un periodo, entonces no es necesaria una votación donde se decida si debe continuar”, agregó.

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Desde el gobierno se alentó la participación durante toda la jornada con acciones que suscitaron numerosas quejas como que Mario Delgado, líder del partido oficialista Morena, transportara a electores hasta su lugar de votación. De hecho, posó en una fotografía junto a una camioneta en la que se leía: “¿Quieres votar? Yo te llevo”.

Las académicas coincidieron que se confundió a la ciudadanía con mensajes anónimos en redes sociales que advertían de problemas en las votaciones o consecuencias en la continuidad de los programas sociales si los electores no ratificaban al mandatario y varios políticos de Morena y miembros del gabinete presidencial fueron amonestados por distintos tipos de irregularidades.

“En México el fraude está erradicado”, garantizó el presidente del INE. “Lo que sí hay son conductas fraudulentas de algunos malos ciudadanos, malos demócratas”.

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De cara al futuro, la votante Ana Patricia Perusquía resaltó que lo importante es que “quede el precedente de que se puede hacer una revocación”.

Pero la politóloga De la Fuente consideró que los efectos pueden ser negativos si próximos gobernantes usan la consulta de revocación para “medir popularidades” y como “juego político” en lugar de que sea un derecho democrático que se utilice como “último recurso” y ofrezca una salida a situaciones críticas.

Por eso abogó para que la ley de revocación de mandato sea reformada con el fin de garantizar que si un presidente pierde la consulta se convoque a nuevas elecciones —actualmente la norma establece que el Congreso elegiría al nuevo gobernante—, y para que el presupuesto de las autoridades electorales no dependa de vaivenes políticos.

La consulta avivó la disputa entre López Obrador y el INE que, al ver reducido su presupuesto, dijo que no tenía el dinero suficiente para llevarla a cabo. El caso llegó a la Suprema Corte, la cual ordenó efectuar el referendo, aunque al final se hizo con menos de la mitad de lo presupuestado.

“No mentir, no robar, no traicionar al pueblo”, decía satisfecho el mandatario. “Me quedo y vamos a continuar con la transformación de nuestro país”.

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