Pandemia

En India, el ”país fantasma” de 1,300 millones de habitantes, relajan la cuarentena

El confinamiento de cinco semanas logró frenar el avance del coronavirus.

Clientes esperan fuera de una licorería en Siliguri, India, el lunes.

NUEVA DELHI — India relajó el lunes algunas restricciones para combatir el coronavirus, mientras la tasa de infecciones subía y las reaperturas provocaban aglomeraciones de personas.

Un confinamiento casi total de los 1,300 millones de personas en India durante cinco semanas logró frenar la expansión del virus.

El gigante de Asia sigue afectado por la pandemia.

No obstante, la cuarentena causó inmensas penurias para la legión de pobres en el país, que no podía ni quedarse en las ciudades si no tenían empleo ni viajar a sus poblados de origen, y hacían fila cada día para conseguir una comida caliente. Algunas restricciones se mantendrán hasta el 18 de mayo.

En zonas de bajo riesgo con pocos o ningún caso se intentó un regreso a la vida normal, aunque con mascarillas, distanciamiento social y estrictos estándares de higiene. En el resto del país se mantuvieron algunas restricciones de movimiento y actividad económica.

Las calles de las ciudades en el gigante asiático están desiertas.

En Nueva Delhi, un foco de infecciones donde se mantenían muchas medidas preventivas, obreros de la construcción, conductores de taxis por app y autónomos como empleadas domésticas volvieron al trabajo.

Durante la cuarentena sólo abrían negocios considerados esenciales, como tiendas de alimentación, bancos y farmacias. Se prohibió la venta de alcohol. Pero el lunes se permitió la apertura de más empresas.

La India amaneció este domingo extrañamente desierta en una jornada en que 1.300 millones de personas estaban llamadas a quedarse en casa.

Más de 100 personas, no todas respetando las normas de distanciamiento social, hacían fila para entrar en una licorería.

En otra licorería en la Vieja Delhi, una zona normalmente congestionada en torno al Fuerte Rojo de la era Mughal, unos 200 clientes se empujaban para entrar. La policía empleó porras de bambú para dispersar a la multitud.

El accidente sucedió cerca de Kota, estado de Rajastán, unas 300 millas al sur de Nueva Delhi.

Neeraj Mehta acudió a una licorería en el Este de Delhi, pero la multitud le asustó. “El gobierno debería mantener las licorerías cerradas si se van a formar estas multitudes”, dijo.

Los trabajadores migrantes que huyeron en masa de las ciudades cuando se introdujo la cuarentena el 25 de marzo, solo para quedar varados por el camino y en cuarentenas impuestas gobiernos estatales, viajaban a sus pueblos de origen en trenes especiales.

El organismo que gestiona la red ferroviaria indicó que cobraría tarifas con fuertes subvenciones, aunque la líder opositora Sonia Gandhi dijo que el partido Congreso cubriría el precio.

“Miles de trabajadores migrantes se vieron obligados a caminar a casa, varios cientos de kilómetros a pie sin comida, sin medicinas, sin dinero, sin transporte, sin nada salvo el deseo de volver a sus familias y seres queridos”, dijo Gandhi en un comunicado.

Aun así, la tasa de infección crecía a un ritmo del 5.5% en comparación con el 4.7% de dos días antes, según el grupo de estudios Brookings Institution.

“Los casos activos crecen ahora al 5.5%, multiplicándose por dos cada 13 días. No es bueno. La gestión de focos de infección (contención e identificación y análisis de contactos) tiene que mejorarse mucho”, tuiteó Shamika Ravi, experta de la Brookings Institution.

India reportó 42,500 casos del virus, 11,706 pacientes recuperados y 1,373 muertes, y para el lunes había analizado más de un millón de muestras.

Sin embargo, a 758 pruebas por millón de habitantes, India estaba entre los países que menos pruebas había hecho en proporción a su población. Y los expertos señalaban que los contagios aún no habían alcanzado su techo.

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