CONDADO HARRIS

Sentencian a 80 años de cárcel a pandillero por disparar a peatón en silla de ruedas

Watson debe cumplir al menos 30 años de prisión antes de poder optar a la libertad condicional.

Un miembro de la pandilla Black Disciples, fue condenado a 80 años de prisión el jueves, 2 de marzo, por disparar a un peatón inocente que terminó en medio de un tiroteo en una tienda de Northside.

"La violencia de las pandillas suele ser violencia con armas de fuego, y no afecta sólo a los miembros de las pandillas", dijo la fiscal del distrito del condado Harris, Kim Ogg. "En este caso, un hombre completamente inocente que cruzaba la calle en silla de ruedas perdió la vida a causa de un tiroteo indiscriminado y sin sentido".

Cornelius Watson, de 44 años, fue declarado culpable de asesinato por un jurado del condado Harris a principios de esta semana por el tiroteo mortal contra Jarmel Jarmon-Joiner, de 34 años, el 12 de septiembre de 2020. El jurado lo sentenció a 80 años de prisión.

Cornelius Watson, de 44 años, fue declarado culpable de asesinato por un jurado del condado Harris.

Watson debe cumplir al menos 30 años de prisión antes de poder optar a la libertad condicional.

Watson y varios miembros de la pandilla estaban en una tienda de conveniencia alrededor de las 2 a.m. en la cuadra 4400 de la carretera de servicio North Freeway después de robar a un hombre más temprano en la noche.

El hombre se acercó a los miembros de la banda porque le habían robado y éstos empezaron a golpearle.

Mientras la golpiza seguía avanzando, Watson y otro miembro de la pandilla entraron en la tienda, donde habían escondido armas, y salieron disparando.

Jarmon-Joiner, que cruzaba la calle en ese momento, quedó en medio del tiroteo y recibió un disparo en el torso. Falleció en el lugar de los hechos.

Foto de Jarmon-Joiner.

El ayudante del fiscal Keaton Forcht, jefe de la División de Pandillas de la Fiscalía, llevó el caso junto con el ayudante del fiscal Abraham Chopin. Forcht dijo que Watson nunca asumió la responsabilidad de matar a un inocente mientras intentaba matar a otra persona.

"El acusado testificó que no respetaba el veredicto del jurado y que no tenía remordimientos por lo que hizo", dijo Forcht. "Estos tipos estaban tan metidos en actividades delictivas que quitarle la vida a alguien ni siquiera les preocupaba. Eran completamente indiferentes a lo que estaban haciendo".

Forcht señaló que la víctima era una parte querida y valiosa de una familia y que su hermana estuvo sentada durante todo el juicio para asegurarse de que el asesino de su hermano obtuviera justicia.

El caso contra el otro acusado está pendiente.

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