El lunes fue el primer día que muchos residentes de la ciudad devastada por una explosión en la planta de fertilizantes en West, Texas, pudieron regresar a sus clases e incluso a sus propias casas.
Para poder entrar a la zona devastada, las autoridades entregaron una lista con reglas a seguir tales como: reportar algún olor a gas, tener cuidado con los escombros e incluso un toque de queda a partir de las 7 de la noche.
Un residente dijo no sentirse bien y seguir temblorosos, ya que lo que solía ser su linda ciudad, ahora parece una zona de guerra.
Los voluntarios en la zona siguen ayudando con los escombros y la limpieza, mientras que estos ciudadanos hacen un esfuerzo para tratar de regresar a la normalidad.
La explosión fue tan grande que provocó un pequeño terremoto el cual se sintió a 80 millas de distancia. Dicha explosión ha dejado a más de 200 personas heridas y a 14 personas sin vida.
Cerca de 70 investigadores estatales y federales siguen investigando para poder determinar qué fue lo que causó la explosión. Las autoridades dijeron que no hay señal de intención criminal.